Europa consigue recuperar la Copa Ryder sin paliza, con tensión y bajo la sombra de un milagro que, por poco, no se produjo.

Europa gana 16 ½ a 11 ½ en Roma sin ser un paseo militar y luchando por cada punto; con guerrillas dentro y fuera del campo, con fake news y declaraciones cargadas de dinamita por ambos lados. Es una Ryder Cup

Europa afrontaba la jornada final de individuales más tensa de los últimos años. Con cinco puntos de ventaja, los europeos desplegando un golf magnifico, infringiendo derrotas históricas como el 8y7 al número 1 del mundo, Scottie Scheffler (que salió llorando del Marco Simone) y la sensación entre los aficionados de que Europa iba a barrer del mapa a Estados Unidos.  Pero los americanos siempre se han caracterizado por ser mejores en las individuales, y otra vez lo demostraron en Roma, pero les faltaron partidos para “el milagro”. 

El público estaba caliente, además, tras las polémicas declaraciones de los americanos, por un lado se preguntaban a dónde van a parar todos esos millones que gana la organización de la Ryder Cup y porque ellos juegan gratis en este torneo (además de por la gloria de su país). Por otro lado, Brooks Koepka llamaba “niñato” a Rahm, que en una reacción que le caracteriza (aunque ha moderado mucho su carácter) de golpear una tabla tras un mal putt al 17 el sábado. “Estoy orgulloso de ser lo que soy y como soy. No fue una reacción como para enfadar ni molestar a nadie". 

"Soy muy competitivo y necesitaba descargar energía, eso es todo. Si piensa que me comporto como un niño, hay peores cosas en un campo de golf”, dijo Rahm. 

Y lo peor llegó en el enfrentamiento entre Roy McIlroy y el caddie de Cantlay, Joe LaCava. El estadounidense embocada un impresionante birdie de 14 metros en el 18 logrando remontar un partido que tenía perdido. En el momento de patear el Rory, el caddie se colocó en su línea moviendo la gorra por detrás; McIlory le pidió que se moviera, no lo hizo y falló el putt y perdió el partido. La guerra no acabó ahí, si no que siguió en el aparcamiento, cuando Rory y LaCava casi llegan a las manos si no llega a ser porque Shane Lowry los separó. 

La guerra de las gorras

No llegó la sangre al río y Luke Donald, y el propio Rory, comentaron en rueda de prensa que se había escrito por whatsapp y que se habían disculpado. Peor el público en Roma se tomó a mal esta acción, además de una “fake news” de un periodista de SkySport que comento que los jugadores había pedido dinero por jugar y que en protesta iban a salir todos sin gorra a jugar el domingo y en solidaridad con Cantlay. Eso enardeció al público que durante 18 hoyos agitaba sus gorras entre pitos y abucheos contra la Cantlay. La realidad era mucho más simple: el americano se casa mañana y no quería llevar la marca de la gorra en la frente dado el calor que ha hecho en Roma y que ha marcado la frente de sus compañeros y contrincantes. Y así lo explicaba en propio Patrick en rueda de prensa. La verdad a veces, es mucho más sencilla

La sombra de un “milagro” volaba por Roma

La ciudad de la Luz, sede del Vaticano, cuna dela cristiandad y acostumbrada a los milagros, amanecía con otro gran día de sol y una calma chicha que a veces encogía el corazón. Europa sólo necesitaba cuatro puntos, cuatro partidos, y en los primeros pasos el azul, como el cielo italiano, se abría paso “súbito”. 

Pero los americanos iban a vender cara su piel. Empezando por Rahm que le arrancó medio punto a Scheffler en el último hoyo. Era una aviso de lo que iba a pasar el resto de la jornada: cada punto  valía oro y nadie iba a dar su brazo a torcer. Hovland, auténtica revelación del torneo se deshacía pronto de Colin Morikawa que no daba con la tecla (4y3) y daba el punto 12 para Europa.

Cantlay, pese a la guerra de gorras, dominó a Justin Rose de principio a fin. El inglés jugó mejor los segundo mejores hoyos pero no hubo reacción (2y1). Rory McIlroy no dio opciones a Sam Burns y dejó su firma en el 17 incontestable (3y1). 
Max Homa tuvo su momento dulce en el 8, 9 y 10 y aunque Mat Fitzpatrick lo intentó  EEUU sumaba su punto número 8. Europa alcanzaba los 14 puntos, con medio más la Copa sería suya y el público enloqueció con el inglés que casi la emboca desde el búnker del 16. 

El público entró en  éxtasis, la Copa estaba más cerca, pero aún faltaba ese medio punto y los tres siguientes partidos eran de color americano. Koepka no tuvo problemas para derrotar al joven Aberg (3y2); Así como Xander Schauffele al otro rookie revelación, Nicolai Hojgaard (3y2) dos partido por detrás.  El marcador era de 14-10. Los americanos, con mucho esfuerzo, eso sí, iban pasito a pasito. 

El foco estaba en dos partidos: Sepp Straka . Justin Thomas cuando el austriaco sumó un birdie al 18 para presionar al estadounidense, al que le podía arrancar medio punto, pero por delante se le adelantó Tommy Fleetwod contra Rockie Fowler (una sombra esta semana aunque vendió cara su piel) que remataba su gran actuación con un 3y1  con dos birdeis 16 y 17 y colocaba el punto 15 en el marcador europeo. 

El clamor del público llegó hasta el 18 donde Sepp Straka trataba de sacar del búnker para intentar empatar el hoyo; hubo quien no se enteró de que pese a que Europa ya tenía la Copa, el  juego continuaba y se metieron en el campo antes de tiempo, pero ya no importaba. Sepp intentó mantener la concentración y la dejo cerca, pero el punto 11 fue para EEUU. Y casi a la par Shane Lowry empataba con Jordan Spieth gracias a un gran 18 del americano.

 Y Robert MaCintyre colocaba el definitivo 16 ½ a 11 ½ en el marcador. Y Europa se lleva la Copa Ryder y la tendrá los dos próximos años, hasta la nueva cita en Nueva York, y ya avisan que el público será el jugador numero 13.